El trastorno
de ansiedad generalizada, es considerado un problema de salud mental en el cual
una persona a menudo está preocupada o ansiosa respecto a muchas cosas y le
parece difícil controlar la situación.
La causa del estrés es la presencia de un factor estresante; La ansiedad es el estrés
que continua después que el factor estresante ha desaparecido.
La preocupación
excesiva sobre asuntos diversos que se prolongan por más de seis meses, puede
señalar la presencia del trastorno generalizado de ansiedad. Incluso estando
consciente de que sus preocupaciones o miedos son más fuertes de lo habitual,
una persona con trastorno de ansiedad generalizada tiene mucha dificultad para
controlarlos.
El estrés es
un sentimiento normal, y existen dos tipos principales de estrés:
Estrés agudo:
es el estrés a corto plazo que desaparece rápidamente. Se puede sentir ante una situación inminente de peligro, presionar los frenos por ejemplo. También lo podemos sentir cuando peleamos con nuestra pareja, al esquiar en una pendiente, o cuando hacemos algo nuevo y emocionante. Todas las personas sentimos estrés agudo en algún momento u otro.Estrés crónico:
este tipo de estrés es el que dura por un periodo de tiempo prolongado. Matrimonio infeliz, la falta de dinero o problemas en el trabajo pueden causar el estrés crónico. Cualquier tipo de estrés que continúa por más de seis meses, es estrés crónico. Muchas personas que padecen de estrés crónico, no se dan cuenta que están frente a un gran peligro para su salud. Cuando se tiene estrés crónico, el cuerpo se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro. Con el tiempo el riesgo de problemas de salud aumenta y pueden aparecer múltiples enfermedades tales como: obesidad, presión arterial alta, problemas menstruales, diabetes, insuficiencia cardiaca, depresión o ansiedad, y problemas de la piel como acné o eczema.
El estrés puede
causar muchos tipos de síntomas físicos y emocionales. Estos son algunos: diarrea
o estreñimiento, mala memoria, dolores de cabeza, problemas sexuales,
cansancio, cuello y mandíbula rígidos, malestar de estomago, perdida o aumento
de peso y falta de energía y concentración.
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